sábado, 19 de enero de 2008

Las bendiciones de Dios no vienen solas. Lucas 1:66

"Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él."

Está hablando de las cosas que acompañaron el embarazo de Elisabet. Y vemos tres cosas importantes en este versículo, la primera de ellas es que dice que todos los que las oían las guardaban en su corazón.

No las guardaban en su mente o alma, sin en su espíritu, hay una diferencia entre guardar las cosas en el alma y guardarlas en el corazón, lo que guardamos en el alma son las emociones y heridas, son cosas que no trascienden mucho, pero las cosas que guardamos en el corazón son cosas que permanecen y que no tienen nada que ver con las emociones. La gente que conocía a Zacarías y a Elisabet y que vivieron de cerca todo lo que acontecía con ese embarazo, se dieron cuenta que realmente era algo importante lo que estaba aconteciendo con ellos.

Y no sólo se emocionaron por los milagros que vieron, no sólo gritaron jubilosos, sino que guardaron todo en su corazón. Guardar nos lleva a pensar en protejer algo del ambiente y del paso del tiempo. Imagínate a aquellas personas que vieron todas las escenas de la vida de Juan, cuando fue anunciado, cuando se embarazó Elisabet, cuando nació cuando se hizo profeta, cuando presentó a Jesús, la gente que vio su vida, seguramente quedó impactada.

Tanto que se hacían una pregunta: “¿quién, pues, será este niño?” Eran tantas las cosas que estaban sucediendo que no podían dejar de preguntar qué pasaría con ese niño y la atención de las personas se centró en el niño, no en los padres. No decía “wow, por la santidad de Elisabet” ó “por el ministerio de Zacarías”. Tampoco centraban su atención en las manifestaciones que estaban experimentando. No. sus ojos estaban atentos al niño. Esto nos enseña que cuando Dios hace algo debemos prestar atención a Él y no tanto a los que están dando a luz al niño, ni mucho menos a las manifestaciones de poder del Espíritu Santo. Otra cosa que vale la pena destacar es que no se preguntaban Qué va a hacer este niño, lo que preguntaban era quién es este niño. Se daban cuenta que el quién es mas importante que el qué.

Y por ultimo dice que “La mano del Señor estaba con él” en México tenemos una frase que nos va ayudar a entender esto, cuando queremos pedir ayuda a alguien decimos “échame una mano” o cuando alguien le ayuda a otro decimos “le echó la mano” y son frases de total apoyo, a veces pasamos por la vida situaciones en las que nos estancamos y no podemos salir si es que alguien no nos echa la mano. Imagínate Dios echándote la mano…impresionante. Y era tan notorio que Dios le “echó la mano a Juan” que quedó registrado en la Biblia, desde que estaba en el vientre de su madre fue notoria “la mano de Dios” sobre su vida.

Dicen que las bendiciones de Dios no vienen solas. Creo que es muy cierto, quiero terminar con otra frase muy mexicana también pero creo que nos ilustra perfectamente lo que hace Dios cuando nos echa la mano…”cunado Dios da, hasta los costales presta”.

Armando Carrasco Z.