lunes, 24 de noviembre de 2008

Si Dios va, voy. Lucas 4:1

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” Lucas 4:1

Vamos por partes, porque este versículo tiene muchas cosas que analizar, primero veamos que Lleno del Espíritu Santo, es necesario hacer un hincapié que dice lleno, creo que si lo dice es por alguna razón, no creo que sólo sea para adornar el pasaje, hemos visto en este estudio de Lucas de las diversas personas que fueron llenas del Espíritu Santo. Es un estado del hombre que se puede alcanzar, no todos los cristianos son llenos del Espíritu. Si así fuera no se haría la mención de esta manera, “lleno” Entonces vemos que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo. Hay muchas cosas que sólo podemos hacer o pasar si somos llenos del Espíritu Santo. Por eso es tan importante llenarnos de ÉL, aprender a saturarnos hasta el límite de Él. Cada cosa tiene su importancia, una es creerle a Dios, otra, es Aceptar su perdón y su Gracia y otra es ser lleno del Espíritu Santo. Somos su templo y como tales debemos ser llenos de Él. Estamos diseñados para almacenar toda la plenitud de la Deidad. Por eso creo que la Biblia enfatiza acerca del ser llenos del Espíritu Santo. Ya hablaremos en otros pasajes acerca de esto.

Después de esto vemos que dice que Jesús volvió del Jordán. Jesús sabía que tenía que bautizarse, sabía que tenía que hacer algo importante en el Jordán fue y lo hizo pero no se quedó allí. Dice la Biblia que volvió del Jordán. Y esto debe ser una enseñanza para nosotros. Muchas veces Dios nos pide que hagamos algo en “El Jordán” y nos gusta tanto que queremos quedarnos en ese lugar. Pero debemos ir entendiendo que a Dios le gusta moverse. Durante toda la historia del hombre si hay una constante referente a Dios es que a Él le gusta moverse, y nosotros somos los que debemos seguirlo.

Yo creo que Jesús fue anunciado en el Jordán, que Juan preparó el camino para esta presentación celestial, recordemos que en el momento del bautizo de Jesús, se abrieron los cielos y se oyó la voz del Padre que dijo que Jesús era su hijo amado. Dios presentó a la humanidad a su hijo. Y a eso fue Jesús al Jordán a ser presentado. Pero no se quedó allí, el sabía que tenía que continuar con su misión y se oye muy fácil pero para nosotros siempre se nos hace más fácil quedarnos en un lugar donde Dios nos mandó. Pero es necesario que estemos pendientes y sepamos cuál es el siguiente paso.

Después vemos que fue llevado por el Espíritu al desierto. Dice que fue llevado, esto es par pensar porque muchas veces nosotros también somos llevados, aunque no lo busquemos somos llevados, el Espíritu Santo siempre te lleva a donde necesitas. Él nunca se equivoca. Debemos aprender a dejarnos llevar por el Espíritu Santo y no poner resistencia a sus planes, déjame decirte que hay veces que aún cuando pongas resistencia serás llevado a donde el Espíritu Santo te quiera llevar.

El desierto era el siguiente paso. Una vez que fue presentado al hombre tenía que ser llevado al desierto a cumplir con una misión de suma importancia que ya veremos en los siguientes estudios, pero por hoy analizaremos que fue llevado por el Espíritu Santo al desierto.

Y por último, dice que fue llevado al desierto. Las primeras veces que leí esto sinceramente no lo entendía a la perfección y aún hoy o alcanzo a entender completamente, pero lo que me ha quedado claro es esto; hay muchas, pero muchas situaciones que sólo se pueden llevar a cabo en un desierto.

Un desierto es un lugar muy especial que a todos nos da miedo ir y quedarnos solos, pero precisamente esa es una de las principales características del desierto; la soledad. Pero no sólo eso, en el día hace mucho calor y en la noche mucho frío-incomodidades- no hay agua ni comida-falta de suplir las necesidades básicas- No te queda más remedio que voltear al cielo. Y después de un tiempo en el desierto te das cuenta que con Dios puedes sobrevivir a donde sea, y valoras como nunca que Dios sea tu Papá. Hasta el grado terminar tu desierto diciendo: voy a donde sea siempre y cuando Dios vaya conmigo.

Armando Carrasco Z.

martes, 18 de noviembre de 2008

Directamente hijo de Dios. Lucas 3:23-38

“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí, hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana, hijo de José, hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahum, hijo de Esli, hijo de Nagai, hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá, hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, hijo de Melqui, hijo de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er, hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán, hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salmón, hijo de Naasón, hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, hijo de Serug, hijo de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala, hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.” Lucas 3:23-38

Es necesario tener en cuenta una cosa; que mucho de lo que se escribió en los evangelios estaba dirigido a los judíos, a los cuales les importaba mucho las genealogías. Por eso en dos evangelios se escriben las genealogías completas de Jesús, una por parte de su “padre” natural (entendiendo que fue padre putativo) y otra por parte de su madre. Para los judíos esa básico saber de qué genealogía provenían, por eso es que se “gastan” muchas líneas en comentar la genealogía completa.

Sin embargo en nuestra situación la genealogía toma otra importancia; ahora no decimos “Ricardo, hijo de Fulano; hijo de Zutano…” ahora podemos decir Ricardo es hijo de Dios. Directamente. Un creyente en Cristo nace del Espíritu y es hijo directo de Dios. Esto es impresionante. Recordemos que estamos en el nuevo pacto. Donde las reglas son totalmente diferentes al antiguo. Si tu hijo se convierte a Cristo no van decir Ricardito, hijo de Ricardo hijo de Dios, sino también es directamente hijo de Dios. Porque la obra que hizo Jesús fue la de llevarnos al Padre de manera directa, dice la Biblia que nos dio potestad de ser hechos hijos de Dios, (Juan 1:12)

Ahora bien, mientras que cuando Adán pecó y su descendencia heredó el pecado de manera automática, con nuestros hijo sucede lo mismo, la salvación por parte de nuestro Padre no trasciende a nuestros hijos de manera directa, ellos necesitan recorrer su propio camino. Gracias a Dios por la promesa de que si creemos en Cristo seremos salvos nosotros y los de nuestra casa. Vemos en toda la Biblia que a Dios le gusta salvar familias.

Esto nos pone en la situación de confianza para poder seguir nuestro cristianismo seguros de la promesa de Dios, sin dejar de hacer nuestra parte para que nuestros hijos crezcan en el conocimiento de Dios.

Entonces vemos que nuestra genealogía es directa con Dios sin embargo se han hecho estudios de las genealogías a partir de que una persona se convierte a Cristo y los resultados han demostrado que muchas generaciones son bendecidas por la decisión de un hombre. Estas generaciones son de personas de bien, en todas las áreas. La bendición de ser hijo de Dios si trasciende a nuestras generaciones.

Tú eres importante para Dios, independientemente si tus papás fueron cristianos o no. Tú eres importante para Él. Tu naciste del Espíritu y tu descendencia es directamente de Él. Tus genes espirituales provienen de manera directa de parte de Dios. Eres hijo de Dios. Literalmente.

Armando Carrasco Z

lunes, 3 de noviembre de 2008

Cronos y Kairos. Lucas 3:23

“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí.” Lucas 3:23

A veces cuando empezamos nuestra vida cristiana y entendemos que tenemos un propósito pero no tenemos claro el panorama de nuestro llamado, queremos empezar inmediatamente a servir. Recibimos a Cristo y al año ya queremos ser pastores. Pero aquí vemos que Jesús empezó a los treinta años. Nació y se preparó y ya vimos que creció en gracia y sabiduría. No empezó su ministerio cuando tenía doce años, no empezó cuando sus padres lo perdieron por tres días, empezó a los treinta años. El tiempo le da un bouqué a nuestras vidas que no le puede dar otra cosa. La experiencia genera recursos que no se pueden obtener de ninguna otra manera. El tiempo es importantísimo para nuestro crecimiento cristiano. Nuestro carácter sólo será bien formado si pasa por el método y proceso que sólo el tiempo puede dar.

Hay cosas que se pueden recibir por gracia y por dones. Pero hay otras que Dios las da hasta que haya pasado un buen tiempo por nosotros una serie de experiencias. El tiempo tiene la capacidad de cambiar la perspectiva de cómo vemos la vida y las situaciones. Por ejemplo cuando visitas alguna casa en la que viviste de niño, te das cuenta que el patio no era tan grande como siempre lo habías recordado. Hoy ves ese patio con otra perspectiva. Igual pasa en nuestra vida. Pasamos por una situación y con el paso de los años lo vemos de manera diferente.

No te desesperes. Tal vez ya estés seguro de tu propósito y de tu llamado. Pero ten confianza en la enorme sabiduría de nuestro Papá. Hay un tiempo específico para que empieces tu ministerio. No trates de “apresurar” el arranque de tu llamado, no trates de darle una ayudadita a Dios para ejercer tu ministerio, mejor prepárate lo mejor que puedas en este tiempo.

Y aprovecho para hablar del Tiempo Cronos y del Tiempo Kairos. Cronos se refiere al caminar natural del tiempo, y Kairos a aquellos momentos de oportunidad. Cronos es el tiempo de nuestro reloj y Kairos son momentos donde se nos presenta una oportunidad con límites establecidos. Nuestro deber como cristianos es prepararnos en el Cronos para que cuando venga el Kairos lo aprovechemos al máximo.

Creo que muchos de nosotros podríamos aprovechar mejor nuestros Kairos si entendiéramos que el Cronos es ideal para prepararnos. Cuando vemos desde esta perspectiva el tiempo, nos damos cuenta que tanto el Cronos como el Kairos son importantes para el desarrollo de nuestro propósito o llamado.


Cuando estamos en el Cronos llegamos a desesperarnos por no ver el Kairos pero si estamos concientes, será mejor tener mucho Cronos para poder prepararnos mejor para el Kairos.

Nota importante: Todos tienen sus Kairos. Absolutamente todos tenemos Kairos, el problema es que muchas veces no las aprovechamos y perdemos la oportunidad y muchos ni siquiera somos capaces de reconocer los Kairos. A muchos les gusta vivir siempre en el Cronos y otros esperan tanto el Kairos que no aprovechan el Cronos. El punto sabio y prudente es reconocer ambos periodos, y en usar cada uno de acuerdo a sus características, en el Cronos podemos prepararnos y en el Kairos hay que actuar, movernos, tomar decisiones.

Hay Kairos que sólo podemos explotar si aprovechamos nuestro Cronos. A veces el tiempo Cronos es muy prolongado y su Kairos sólo dura muy poco tiempo.

Armando Carrasco Z