lunes, 19 de enero de 2009

Fama Sana. Lucas 4:14-15

“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu Santo a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.” Lucas 4:14-15

Aquí está una de las cosas más interesantes de los desiertos y de los ayunos. Porque recordemos que Jesús ayunó y no comió nada. Entonces podemos ver lo que sucedió después de un desierto con ayuno. Regresó en el poder del Espíritu Santo. No sólo lleno del Espíritu sino en el poder del Espíritu Santo. Lo cual marcó una diferencia a partir de ese momento, porque su fama corrió veloz y pronto se difundió en todos los alrededores.

Durante el este estudio del libro de Lucas vamos a ver algunos aspectos del ayuno, en esta ocasión vamos a analizar algunos puntos, primero estar concientes que el ayuno, de ninguna manera es para “torcerle la mano a Dios. Muchas veces cuando leemos la palabra “ayuno” la relacionamos con alguna técnica para que Dios se apiade de nosotros. O para que de su mano a torcer. Para eso NO es el ayuno. La motivación es muy importante porque nos rige en todas las áreas de nuestro vida, si tu motivación es incorrecta, tu actitud durante el ayuno será incorrecta, lo mismo con tus operaciones serán incorrectas. Por es debe quedar claro cual es una buena motivación. Un propósito del ayuno es sensibilizarse un poco más de lo que estamos llevando una vida normal de alimentación.

Una batalla que tenemos diariamente es con la carne, en todos los sentidos. Y comer es un punto fundamental para la carne, nuestro cuerpo cree que no puede vivir un día sin alimento. Y le cuesta trabajo ayunar. Cuando tienes hambre todo gira en torno a comer. Por eso cuando ayunamos ponemos el cuerpo en línea a cosas más importantes. Debilitamos la carne para fortalecer el espíritu. Ahora bien el ayuno no trae cosas del cielo en automático. De nada sirve si sólo dejas de comer pero no te aplicas a orar y fortalecer tu relación con Dios, de nada sirve si no te pones a estudiar su palabra, si no te pones a meditar en ella, en estudiar revelaciones que Dios te haya dado.

Por otro lado vemos que Jesús combinó el desierto con ayuno. Muchas veces cuando somos llevados a un desierto, no ayunamos y pasamos el desierto en victoria, pero no alcanzamos a saborear eso poder del Espíritu Santo. La próxima vez que te estés percatando de que estás entrando a un desierto empieza a planear buenos tantos de ayuno, créeme que al término de tu desierto todo va a ser muy diferente.

Vemos que se difundió su fama. Yo se que no debemos buscar el ayuno sólo por la fama, pero también se del poder que genera la fama. Aquí la fama no está relacionada con algo carnal y superficial, sino como una herramienta para dar a conocer el mensaje del Reino. Es muy diferente presentarse a un lugar sin fama que con fama. Y para estas alturas del partido, la fama de Jesús ya se había difundido por todos los alrededores. Donde llegaba ya lo esperaban multitudes por su fama. Amar la fama nos lleva a la catástrofe, pero usarla nos lleva a compartir mas eficazmente el mensaje. Mantén la fama bajo control, que nunca llegue a conquistarte, la fama tiene dos filos. Sin embargo es casi imposible ser lleno del Espíritu Santos y de su poder y no tener fama. El diccionario define fama como reputación, prestigio y popularidad. Por eso es que la fama en sí no es un pecado.

Ahora bien, vemos que Jesús al tener el poder del Espíritu Santo, de tener fama es que empieza a enseñar en las sinagogas. Cuando eres lleno del Espíritu Santo y empieza a correr tu fama, dedícate a enseñar. Dios quiere que la gente le conozca, quiere que se reconcilie con Él. Por eso necesita gente llena del Espíritu Santo que quiera enseñar acerca de Él.

Vemos al final del pasaje que Jesús era glorificado por todos. Cuando tú empiezas a enseñar el mensaje del Reino en el poder del Espíritu Santo, Jesús es glorificado por todos. Ser lleno del Espíritu santo te lleva a hablar de Jesús, te lleva a que la gante lo glorifique. Tenemos que estar siempre llenos del Espíritu Santo.

Armando Carrasco Z.

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