lunes, 9 de marzo de 2009

Dios es Dios siempre. Lucas 4:26-26

“Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra. Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.” Lucas 4:25-26

Todos los hombres tenemos una manía de querer encontrar explicación para todas las cosas que hace Dios. Cuando sucede algo malo decimos “fue el diablo” o “fue por su pecado” y cuando sucede algo bueno “Dios lo ama mucho” y cosas por el estilo lo cierto es que a veces nos topamos con cosas que no podemos explicar. Y no debemos frustrarnos por eso, debemos entender que Dios sabe todas las cosas y que Él tiene todo bajo control y que muchas cosas no podemos entenderlas.

El caso donde debemos tener cuidado es en hacer formatos para dar respuesta a todo. Esto es imposible. No podemos emitir juicios a la ligera, Hay cosas que simplemente suceden y no tenemos que encontrar “a la fuerza” una explicación. Debemos ser humildes y reconocer nuestros límites humanos que nos delimitan en nuestro entendimiento.

En este pasaje vemos que había muchas viudas en el momento de la necesidad pero sólo a una se le mandó la ayuda de Elías. Ojo dice la ayuda de Elías, tal vez las otras viudas recibieron ayuda de otra manera y seguro algunas no recibieron ayuda. ¿Porqué? No lo sabemos y no podemos entenderlo. Este es el caso para darnos cuenta de que nuestra capacidad humana es demasiado limitada. Sólo Dios es Dios y sólo Él sabe lo que hace y lo que sucede.

En tiempos cuando se “cierra el cielo” podemos estar en dos partes, en un momento dado que Dios nos envíe nuestro “Elías” pero también nos puede tocar estar del lado donde “Elías” no llega nunca.

En este caso Elías representa la parte milagrosa del profeta porque cuando visitó a la viuda le produjo un milagro, por lo que podemos interpretar las líneas de la siguiente manera, a veces cuando el “cielo está cerrado” recibimos la ayuda de Dios por medio de un milagro. Pero a veces no. a veces tenemos que sudar “la gota gorda” trabajando horas extras, o tenemos que pagar medicinas caras o recurrir a la cirugia. No entendemos porqué pero así sucede y no por esto Dios deja de ser Dios ni por esto dejamos de ser sus hijos.

Ahora bien también sucede cuando todo pinta bien, cuando todo va de maravilla, se nos hace fácil entender y curiosamente cuando sucede algo así creemos que suceden las cosas bien porque "somos buenos" o porque hicimos una "gran obra" o porque ya somos cristianos maduros. Pero también aquí estamos equivocados, porque muchas cosas que recibimos de Él sino es que todas, las recibimos por pura gracia. No mereces lo que recibes pero aún así Dios te la da.

En ambos casos debemos ser centrados y balanceados en nuestros comentarios. Si un día le muestras tu camioneta nueva a tus amigos y les dices “Mira cómo me ama Dios” en ese momento estás poniendo una carga pesadísima en ellos porque la pregunta inmediata es “Entonces…como yo no tengo camioneta del año ¿Dios no me ama tanto?” Y empiezan a surgir un montón de dudas. Dios te ama tanto te de un coche del año o no, Dios te ama tanto te sane por milagro o por cirugía. El amor de Dios es inmutable. No lo hace cambiar por lo que te de, ni lo que recibes es una muestra de la cantidad que te ama Dios.

Es por fe que estamos de pie delante de Dios creyendo que Él es Dios y que sabe lo que hace. No vamos a entender todas las cosas que nos suceden en la vida pero de una cosa estamos seguros que Dios es Dios. Lo mejor que podemos hacer ante cualquier situación es ser agradecidos.

Armando Carrasco Z.

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