miércoles, 15 de julio de 2009

Obedecer es la clave. Lucas 5:4-8

“Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mas adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús. Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.” Lucas 5:4-8

Fue sorpresivo para Pedro escuchar que Jesús le pidiera que echara sus redes otra vez después de pasar toda la noche tratando de pescar y no lograrlo. Pero lo que debemos analizar es lo que le contesta y lo que hace, Pedro le dice “En tu palabra echaré la red”. Las circunstancias y la realidad le decían a Pedro que no había pesca ese día pero Jesús le decía otra cosa. Y Pedro hizo lo que Jesús le dijo. Y la pesca fue grande.

Si Pedro no hubiera obedecido se hubiera perdido de una gran pesca, no hubiera podido conocer el poder de Dios. Y no hubiera sido testigo de este milagro.

Notemos algo, cuando Jesús le pide a Pedro que eche sus redes, Pedro lo llama Maestro, y con toda razón lo acababa de ver dar una enseñanza pero cuando lo encuentra después de la pesca ya no le llama Maestro sino Señor. La percepción de Pedro cambia radicalmente. Una cosa es enseñar y otra cosa es demostrar. Jesús no sólo enseñaba sino que hacía que las cosas sucedieran. Y Pedro se empieza a dar cuenta que Jesús no sólo era un maestro cualquiera, se empieza a dar cuenta de que era alguien extraordinario.

Creo que esa diferencia es actualmente la que debemos buscar. Creo que nosotros como cristianos no sólo debemos predicar sino hacer que las cosas sucedan. Entiendo que no somos Dios y que no podemos usar el poder de Dios a nuestro antojo. Eso me queda perfectamente claro. Pero también creo que muchas veces sólo predicamos por predicar. Pero no hacemos nada por cambiar las cosas. Por ejemplo, una persona puede hacer una hermosa y convincente plática del aborto, pero no mueve un solo dedo para que el aborto disminuya. En lo personal creo que debemos ser cristianos activistas. Personas que hagamos algo por cambiar nuestro entorno. Es difícil, sí es muy difícil. Pero si no lo hacemos nosotros nadie lo va a hacer.

Hemos dejado todo en manos del “rapto”. Creemos que ya se acerca el fin y que no vale la pena trabajar en aquello que va a cambiar nuestra sociedad. O creemos que el mundo espiritual, en otras palabras, nuestra burbuja cristiana, nuestra subcultura, tiene mucho trabajo cantando y haciendo congresos como para ponerse a trabajar en lo que puede cambiar nuestra sociedad.

Estoy seguro que Dios de inmediato se pondría de nuestra parte. Que en el momento en que diéramos el primer paso, en ese momento el empezaría a actuar para poner todas las fichas a nuestro favor. Y no sólo hablo del trabajo social, cuidar niños de la calle o rescatar drogadictos, eso está bien, pero no hablo sólo de eso. Hablo de todo el entorno social, debemos cristianizar nuestra cultura y nuestra sociedad. En todas las áreas que nos rodean. El Reino de nuestro Papá no está limitado a las congregaciones, el Reino es el Reino en todos los niveles de la sociedad.

De toda la gente que había en ese lugar donde predicó Jesús, el más beneficiado fue Pedro. Por dos razones, la gente escuchó un mensaje de Jesús y tal vez se fue a casa con una verdad revelada o con una sanidad o con encuentro personal de Dios, cosa que creo yo recibió la mayoría, pero Pedro se fue a casa con algo muchas que una predicación. Se fue con los bolsillos cargados. Ya veremos en un estudio más adelante el propósito de todo esto.

Si Pedro no hubiera entrado en acción no hubiera podido pescar milagrosamente. Pedro actuó. Se puso a trabajar, lo milagroso es que había peces donde Jesús dijo que había, pero para sacarlos era necesario trabajar. Es bueno orar, es bueno cantar, es bueno predicar, pero no tienes idea de los efectos cuando te pones a trabajar.

Armando Carrasco Z

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