miércoles, 15 de julio de 2009

Todo por amor. Lucas 5:8

“…Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús. Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.” Lucas 5:8

Es impresionante la condición del hombre, siempre culpándonos de nuestros pecados. Es algo que todos venimos arrastrando, unos más que otros, pero todos hemos sentido la carga de la culpabilidad. Y no sólo eso nos hemos condenado.

En este pasaje Pedro se da cuenta que Jesús es algo más que un maestro, tal vez no discernía correctamente a Jesús como Hijo de Dios, pero ahora sabía que había algo de divino en Él. Inmediatamente se da cuenta de su condición de hombre y le pide que se retire, no se siente digno de estar delante de Dios. La escena es verdaderamente impactante porque creo que muchos de nosotros haríamos lo mismo, caeríamos de rodillas, y le pediríamos que se apartara porque somos pecadores.

De hecho creo que esa es una razón por la que mucha gente no se acerca a Dios. Porque se siente tan culpable que piensa que Dios no la va a perdonar. Se siente tan condenada que llega a creer que nunca alcanzará el perdón de Dios.

Yo sé que hay gente malvada que comete actos ruines y vergonzosos, asesinos, violadores, secuestradores y esas cosas, y para ellos también hay perdón en Cristo. Pero hablemos de los pecados que comete la gente común. Aquellos que todos cometemos. Pues mucha gente cree que por haber pecado en algún área van a perder la oportunidad de salvación. Y le dicen a Dios apártate de mí que soy pecador. Y no sólo eso sino que ellos se alejan de toda cercanía de Dios. Y obviamente empiezan vivir frustrados, deprimidos y amargados. Porque en su interior llevan la carga de un pecado que creen es imperdonable.

Seguro que si alguien lee estas líneas y se encuentra en ese estado dirán: “ es que tú no sabes lo que hice y a quién lo hice…” y cosas por el estilo. pero déjame decirte un a cosa. No importa qué es lo que hayas hecho, no importa el pecado que hayas cometido, no importa cuántas veces lo hayas cometido, lo importante es que Jesús ya pagó el precio por todos tus pecados. No hay un sólo pecado que se le haya olvidado a Jesús perdonar cuando estaba en la cruz, el pagó tu deuda, y la lista de pecados que te acusaba de todo lo que has hecho fue clavada en esa cruz. Y ¿te digo algo? Estás perdonado. No hay nada de lo que tengas que ser perseguido. Lo único que tienes que hacer es aceptar Su perdón.

Cuando un reo es sentenciado a muerte pero su abogado logra que lo indulten o en otras palabras que le perdonen la condena, este tiene que tramitar y firmar varios documentos para poder salir libre y disfrutar de su indulto. En nuestro caso es exactamente igual. El indulto ha sido declarado a tu favor, ya no debes nada, ya no tienes nada que pagar porque Cristo pagó el precio por lo que hiciste, ahora sólo tienes que hacer los trámites, y eso en el Reino de Dios es suficiente con creerlo y aceptarlo.

Así que adelante, entrégale a Cristo tu vida, empieza a caminar sabiendo que has sido perdonando o perdonada. Y empieza a caminar a lado de aquél que dio su vida por ti. Seguro te preguntarás ¿eso es todo lo que tengo que hacer? La respuesta es sí. Él ya hizo todo para reconciliarnos con nuestro Padre. Él ya pagó por todo lo que nosotros debíamos pagar. No debemos nada. Nuestra salvación es completa y perfecta en Cristo. No hay nada que añadir, no hay nada que hacer para completar su sacrificio, pues lo repito, fue perfecto y completo. Ese es el grandísimo amor que Dios tiene para con nosotros. No lo podemos comprender es mucho más allá de nuestra capacidad de entendimiento es algo que sólo a Dios se le pudo ocurrir, pero es algo que sólo Dios pudo hacer. Y todo por el amor que te tiene. Nunca se quedó con los brazos cruzados, hizo todo para que tú pudieras ser perdonado y que puedas tener acceso directo a Él. Dios te ama y te lo demostró de la manera más grande jamás imaginada; Dio a su hijo Jesucristo para rescatarte. Grábatelo: Todo por amor. Amor por ti.

Armando Carrasco Z

No hay comentarios: