lunes, 14 de septiembre de 2009

Vete a tu casa. Lucas 5:24-26

“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la Tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando su lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios.” Lucas 5:24-26

Ahora estudiemos desde el punto de vista del enfermo. Ya vimos que era un paralítico que no podía moverse y dependía de sus amigos. Para poder llegar a ver a Jesús. Este paralítico tenía dos cargas en su vida, por un lado se enfermedad y por otro su pecado. Y de las dos cosas quedó libre después de la visita a Jesús.

Jesucristo le pide dos cosas a este paralítico después de decirle que se levante; primero le dice que tome su lecho. Su sanidad no requirió de terapias intensivas de recuperación. Cuando una persona se recupera de algún tipo de parálisis se necesitas mese y a veces años para una total recuperación. Pero en este caso la sanidad fue inmediata y completa, recordemos que este hombre estaba tan afectado por su parálisis que no podía valerse por el sólo. Tenía que estar acostado. Y aún así su sanidad fue completa e inmediata.

Por eso cuando Jesús le pide que tome su lecho, es tan asombroso verlo que no sólo se pudo levantar y caminar sino tomar su propio lecho. Y dejar bien claro la asombrosa sanidad que recibió. Por otro lado su lecho representaba toda su depresión que le generaba estar enfermo, ya que por mucho tiempo estuvo esclavizado a su lecho. El hecho de tomar esa cama con sus propias fuerzas significaba empezar a caminar en la libertad que Cristo le estaba dando. Y por otro lado, imagínate lo que habrá sentido la gente que no pudo ver el milagro en primera fila, cuando sale caminando por sus propios pies de aquella casa y cargando personalmente su propio lecho. Dice la Biblia al final de este pasaje que se fue “…glorificando a Dios.”

La otra cosa que le manda Jesús es que se vaya a su casa. No le pide que vaya al templo. No le pide que lo siga. Le pide que se vaya a su casa. Un enfermo de parálisis afecta todo el sistema operativo de un hogar. Porque todos tienen que ayudar al enfermo. Y por mucho que lo amen afecta a la familia. Por eso Jesús le dice vete a tu casa. Todos se pusieron muy felices al ver a este hombre sano.

La casa siempre ha representado el lugar donde encontramos seguridad, descanso, alegría, y muchas cosas necesarias para el sano convivio del hombre, aún estando enfermo la casa representa algo especial. Y Jesús quería que este hombre disfrutara ahora su casa estando sano. Por el hecho de ver que había hombres que se dispusieron a brincar todas las barreras con tal de que Jesús orara por él, nos indica que era un hombre muy querido y muy amado. Ese día nadie lo olvidó, ni él ni sus amigos ni su familia.

La casa es el primer punto para festejar nuestras liberaciones. Podemos compartir nuestra alegría con amigos en la calle, podemos hacerlo con los amigos del trabajo, pero donde más disfrutaremos de compartir nuestra libertad o sanidad es en la casa, con nuestra familia y con nuestros amigos íntimos.

El perdón de pecados y la sanidad de este hombre provocaron un grito constante de alabanza. Dice la Biblia que se fue a su casa glorificando a Dios. ¿has oído un “bendito sea Dios” dicho con el corazón? El ambiente cambia totalmente. Un corazón agradecido cambia el ambiente. Este pasaje de sanidad es uno de los más completos donde vemos, perdón de pecados, sanidad y agradecimiento.

Armando Carrasco Z.

No hay comentarios: