sábado, 1 de marzo de 2008

Cuando el destino te alcanza. Lucas 2:6-7

“ Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”
Lucas 2:6-7


Tal vez este sea uno de los pasajes que todos nos sabemos, que todos hemos escuchado por lo menos una vez en la vida, pero me gustaría analizar algunas cosas que serán de beneficio para nosotros.

Lo primero es darnos cuenta de que no nació el bebé hasta que estaban ellos allí no se adelantó el embarazo. No fue sietemesino, dice que se cumplieron los días de su alumbramiento. Nació cuando ya estaban en Belén. Lo que se había previsto se cumplió. El destino marcado se alcanzó. Lo mismo pasa en nuestras vidas el destino que Dios tiene para ti se va a cumplir. Sólo una cosa hay que ser obediente. ¿te imaginas si José y María hubieran dicho “na…no nos vamos a empadronar…ya vienen el fin del mundo para qué le hacemos caso al gobierno…” o “ para qué vamos si este niño es verdaderamente el Salvador del Mundo pues…” y cosas por el estilo. La obediencia trae consigo el destino. Así de fácil para decirlo y muy difícil de lograrlo. Sin embargo vale la pena intentarlo.

Por otro lado vemos algo de suma importancia. El tema es delicado y mi intención de todo corazón es no ofender a nadie. Dice que dio a luz a su hijo primogénito. No dice unigénito. María tuvo otros hijos, hijos de José, concibió a Jesús siendo virgen, pero después llevó una vida matrimonial normal y tuvo más hijos en otras porciones vemos que dice “los hermanos de Jesús”. Lo impactante de esto es que Dios usa personas normales comunes y corrientes. Es su gracia lo que determina todo. Es por pura gracia que nos escoge. Regalo inmerecido en el cual no tenemos participación alguna mas que recibirlo y disfrutarlo.

Un punto que no quiero dejar pasar, dice que “lo envolvieron en pañales” esto es una de las cosas que todas las mamás hacen, nunca pero nunca toma el alumbramiento por desprevenida a la madre. Siempre tiene los pañales listos, y las chambritas y las mamilas. Cuando la madre se sabe embarazada empieza a producir su ropita. Y cuando llega el gran día toda su ropa está lista. Esta enseñanza es más bien para los hombres que dejamos todo para la mera hora. Debemos aprender no sólo de María sino de nuestras esposas que tienen todo prevenido. Un gran acontecimiento debe tener grandes planes.

Aún cuando se ha enseñado mucho sobre el tema quiero tocar el tercer punto. José y María no encontraron lugar para dar a luz a su hijo. Y se alojaron donde pudieron. En este caso fue en un pesebre. Lleno de animales con todo lo que esto significa…suciedad, malos olores, incomodidades y un largo etcétera. Lo cual tiene un grandísimo significado. El pesebre representa el corazón del hombre antes de reconciliarse con su Creador. Cuando Dios nos encuentra estamos en las mismas condiciones que un pesebre, lleno de tantas cosas que lo ensucian. Heridas, amarguras, odios, rencores y demás.

Dios estuvo dispuesto a llegar al lugar más incomodo y sucio con tal de rescatar al hombre. Si por alguna razón crees que eres “demasiado sucio” o “pecador” como para que Dios te atienda, déjame decirte que a Él no le interesa en lo más mínimo tus porquerías, a Él le interesas tú. El te ama y si pudo nacer en un pesebre puede nacer en tu corazón.

Actualmente también hay muchos lugares “apropiados” para que Jesús se manifieste. A los ojos del hombre serían lugares idóneos. Pero cuando Él se acerca para morar en ellos, no le dan su lugar y como dice en el versículo final “…no había lugar para ellos en el mesón.” Dios no se detiene por la negativa de los lugares “apropiados” y busca corazones “pesebre” donde nacer.

Sólo recuerda lo que dijimos al principio, la obediencia trae consigo el destino. Y un destino eterno te espera.

Armando Carrasco Z.

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