lunes, 2 de noviembre de 2009

Hablando de las estructuras. Lucas 5:36-38

“Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan.” Lucas 5:36-38

Este es uno de los pasajes que más han revolucionado mi vida. El impacto sobre mi, empezó hace años y todavía hoy después de 7 años, todavía sigue activo. Creo que es un pasaje que prepara el terreno para destrucción y edificación de cimientos.

En el pasaje anterior vimos que Jesús les hablaba de los tiempos para hacer las cosas, vimos que Juan inició un mover de Dios muy impactante para su época y con muchos frutos. Y vimos que todo mover tiene su tiempo. Y en este pasaje vemos que sigue hablando de lo mismo, pero ahora más enfocado y más directo.

En ese momento Jesús se estaba refiriendo al nuevo pacto en relación al antiguo pacto. Les estaba diciendo que el nuevo pacto no podía ser contenido en las estructuras del antiguo pacto. La gente del antiguo pacto al ver a Jesús intentaba meterlo de inmediato a las estructuras del sistema sacerdotal.

Inmediatamente Jesús pone las cosas en orden y les deja bien claro que es imposible combinar vino nuevo con odres viejos. El vino viejo se echa en odres viejos y el vino nuevo se echa en odres nuevos. La gente de esa época no entendían que se estaba formando un vino nuevo que estaba buscando nuevos odres.

Si tú compras una casa y quieres hacer un edificio de 30 pisos, no puedes usar los cimientos de la casa para levantar el edificio, debes tirar la casa y tirar los cimientos y levantar nuevos fundamentos y edificar el edificio nuevo.

Cuando Dios derrama vino nuevo, no se puede vaciar en odres viejos, entendamos que el vino son verdades presentes y moveres de Dios y los odres son estructuras físicas y organizacionales. Cuando Dios empieza un mover forma odres que tengan la capacidad de contener las verdades que Dios está revelando.

Cada odre tiene una clase de vino, el vino le da forma al odre y el odre nos puede señalar el vino que contiene. Pero a los odres que ya están conformados para un determinado vino no se le puede echar vino nuevo. Por eso cuando hay un mover de Dios y una congregación con un determinado odre quiere “implementar” el vino nuevo, simplemente no puede. Es imposible. Cuando se quiere disfrutar el vino nuevo solo hay un camino: crear odres nuevos. Es exactamente igual que el ejemplo de la casa. Necesitas tirar todo. TODO. Y empezar de nuevo. Es demasiado trabajo, es demasiado costoso. Pero vale la pena.

Dios no quiere destruir odres viejos, pero tampoco quiere derrochar el vino nuevo, a los que tienen sus odres establecidos les sirve el vino para el cual fueron hechos. Nunca les va a faltar su vino. Pero sólo podrán disfrutar del vino que pueden contener. Ahora bien, yo creo que Dios nunca deja de producir vinos, por lo que debemos aprender a hacer cambios dramáticos si queremos estar siempre disfrutando del vino más nuevo de Dios.

En el caso de Dios, es al contrario de lo que sucede con el vino de uva. El nuevo es mejor que el añejo. En Dios el mejor vino se sirve al último.

Armando Carrasco Z.

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