lunes, 30 de noviembre de 2009

Dios está vivo, que no se nos olvide. Lucas 6:6-11

“Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y lo acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Más. él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa;¿Es lícito en día de reposo hacer el bien, o hacer el mal?¿Salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor; y hablaban entré sí qué podían hacer contra Jesús.” Lucas 6:6-11

Hay muchas cosas que podemos ver en este pasaje pero nos estacionaremos en dos puntos.

Primero, Una de las actividades que más hizo Cristo en la Tierra fue enseñar. Le gustaba enseñar lo que sabía y lo que conocía. Compartía sus conocimientos con todo mundo no sólo con sus apóstoles. En este pasaje vemos que enseñaba en el templo a toda la gente. En otros pasajes vemos que Cristo les explicaba cosas sólo a su equipo de apóstoles. Sea a unos cuantos o a todos, le gustaba enseñar.

Enseñar implica compartir lo que tenemos. Mucho de lo que aprendemos por experiencia en la vida se puede transmitir por la enseñanza. Cuando alguien enseña lo que ha aprendido muestra un corazón compartido, sensible a las necesidades de la gente. Ese es el corazón de Jesús, un corazón que no se guardó nada para Él, nos compartió todo, incluyendo su vida.

Y mucho de lo que nos compartió fue a través de enseñanzas. Muchas de sus enseñanzas de hace dos mil años, siguen cambiando vidas hoy. Son enseñanzas con verdades eternas que nunca pasan de moda y tampoco pierden poder.

Por lo que una de nuestras actividades debería ser; conocer todas las enseñanzas de Cristo, aplicarlas en nuestra vida y compartirlas.

Segundo punto, Él enseñaba no sólo con palabras, sino con ejemplos, independientemente de que toda Su vida fue una enseñanza, Nuestro Señor a veces usó ejemplos impresionantes como este donde a parte de enseñar con alguna palabra nos enseñó varias cosas más; una que Dios ama a la gente y que está por encima de cualquier formato religioso, por otro lado nos enseñó que salvar una vida es mucho más importante que guardar los rituales de los mismos formatos religiosos.

Cualquier formato religioso, sea cual sea, se mantiene operando con rituales y sistemas que muchas veces con el paso del tiempo seguirlos al pie de la letra son más importantes que hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. Trabajamos para el formato y no para Dios.

Esto incluye a las denominaciones cristianas, empiezan con una pasión por seguir al Dios vivo y Dios los multiplica, pero conforme va pasando el tiempo esa pasión se convierte en formulismos y rituales, acabando por convertirse en una serie de mecanismos para continuar con el movimiento. Y cuando se presenta nuevamente Dios ya ni lo pueden reconocer, porque su mente se ha formateado de tal manera para hacer sólo lo que el manual de instrucciones de su congregación dice.

Los fariseos siempre han existido y todos absolutamente todos tenemos la posibilidad de convertirnos en uno de ellos. Ese es un peligro real. Yo creo que una de nuestras más apasionadas oraciones debería ser que nuestro Amado Padre nos libre de caer algún día en una religión que un día no pueda ni siquiera reconocerlo. Una cosa me queda clara, depende de nosotros.

Armando Carrasco Z

No hay comentarios: