miércoles, 25 de noviembre de 2009

Hablar de Dios sin conocerlo. Lucas 6:1-5

“Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Porqué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo? Respondiendo Jesús, les dijo:¿ Ni Aún esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.” Lucas 6:1-5

Los fariseos nunca han dejado de existir. Son aquellas personas que viven para someter a otros a un sistema que requiere seguir formatos. Ellos hacen formatos de todo, una vez que tienen un formato buscan gente que se dedique en cuerpo y alma a seguir dichos formatos. Para ellos el formato lo es todo. Es su guía de vida y su manual de operación. Ay de aquél que no lleve a cabo los formatos en su vida.

Cuando ya tienes un formato establecido es muy fácil seguirlo, y es muy fácil identificar quién no lo sigue. Por eso es que para el fariseo el formato lo es todo.

En este pasaje vemos que Jesús y sus discípulos tuvieron hambre y cortaron espigas sin lavarse las manos, estaban unos fariseos observándolos y de inmediato los acusaron de no guardar el sábado.

Jesús con la misma Palabra les contestó lo que había hecho David. Y se enfocó directamente a Su Padre. Él estaba convencido que podía entrar a la “Casa de su Papá” y comer. ¡Era su casa!

Igual nosotros debemos caminar con plena certeza que podemos entrar a la casa de nuestro padre con plena confianza. No pensando en los protocolos. Mucho menos en los formatos. Es la casa de Papá y Él siempre nos dice “Bienvenidos”.

Los fariseos por lo general saben mucho de Dios, conocen muchos rasgos generales de Dios, es más enseñan de Él. Lo predican, pero hay un pero. No lo conocen, ni tienen una relación íntima con él. Y eso cambia todo.

La mejor forma de convertirse en un fariseo es llenarse de conocimiento de Dios sin conocerlo personalmente. Y por el contrario, el antídoto natural para evitar el fariseísmo es conocer personalmente a Cristo. De nada sirve mucho conocimiento si no lo conoces de manera personal, de nada sirven los institutos bíblicos sino se lleva una relación con Dios.

Dios no está buscando expertos en teología, está buscando hijos. A Dios le gusta cuando un hijo suyo lo busca sólo para decirle que tiene hambre y Dios le contesta “esta es tu casa, come lo que quieras”.

A veces después de tener un encuentro personal con Cristo, nuestra vida empieza a tomar un giro hacia el conocimiento. Aclaro tener conocimiento no es malo, es más creo que es necesario, pero lo que sí debemos tener cuidado es que no vayamos a intercambiar nuestra relación personal con Dios por conocimiento. La línea es muy delgada, porque como el tema es Dios, podemos pensar que esa es nuestra relación con Él. Puedes hablar de Dios sin conocerlo. Es mejor conocerlo para poder hablar de Él.

Armando Carrasco Z.

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