martes, 18 de septiembre de 2007

A Dios le gusta ser específico. Lucas 1: 5-13

"Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías,
de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.
Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos
los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril,
y ambos eran ya de edad avanzada.
Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,
conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso,
entrando en el santuario del Señor.
Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída,
y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan."

Lucas 1:5-13

Lo primero que vamos a ver es que estos dos esposos eran justos delante de Dios e irreprensibles pero Elisabet era estéril.

A veces cuando vemos cosas que no funcionan bien con gente cristiana que son irreprensibles nos preguntamos inmediatamente “¿pero cómo puede ser que les pase esto o aquello a estas personas tan buenas?” y no podemos comprender que sucedan cosas a aquellos que son buenos e irreprensibles.

Y tenemos que aceptar que vivimos en el mundo y que hay cosas que nos pueden pasar a todos seamos cristianos o no, seamos irreprensibles o no.

Es un hecho puede que alguien venga y predique lo contrario pero la vida real nos enseña que todo puede suceder aún entre cristianos irreprensibles.

La cuestión es saber cómo reaccionar a lo que nos sucede. Muchos “tiran la toalla” y dejan todo a un lado. Podemos ver que Zacarías a pesar de esto continuó con su oficio de sacerdote.

Fue fiel y siguió haciendo lo que le tocaba en el templo. Sin embargo también vemos que le sobrecogió temor cuando vio a Gabriel, me ha tocado escuchar que si realmente estuviera ministrando cara a cara a Dios conocería a Gabriel, ya que él está a su lado, es algo así como su secretario particular.

Y creo que es cierto, creo que aún cuando Zacarías fue fiel para seguir ministrando a pesar del gran clamor que tenía por tener un hijo, creo que hacía todo por rutina, todo conforme a la “guía” realmente lo que hacía Zacarías era un ritual, no buscaba realmente estar en la presencia de Dios y lo podemos ver por dos cosas una en este momento y la otra la veremos más adelante.

Pero la que vemos hoy es que le sobrecogió temor y no reconoció a Gabriel. Bueno siendo muy sinceros a más de uno de nosotros le daría miedo ver un angel ante nosotros, creo que muchos de nosotros también hemos convertido nuestros devocionales en rituales bien establecidos, tanto en lo personal como en la congregación.

Ahora lo bonito de este pasaje es que antes de presentarse Gabriel con Zacarías le dice “tu oración ha sido oída” y le dice que va a tener un hijo en otras palabras le especifíca a qué oración se refiere y no sólo le da la noticia, también le da el nombre que debe ponerle al niño.

A Dios le gusta ser específico, creo que nosotros no hemos aprendido a orar de manera específica por nuestras necesidades y creo que debemos aprender a hacerlo. Aquí vemos qué tan específico es Dios.

Ahora bien muchas veces Dios contesta una oración y nos manda algo mucho mejor de lo que habíamos pedido y a veces nos contesta una oración pero le agrega algunas cositas que van a protegernos, porque muchas veces no sabemos pedir o inclusive malentendemos la oración.

Lo que aprendemos de este pasaje es que todo mundo está expuesto a muchas cosas independientemente de su condición espiritual. Y lo otro es que a Dios le gusta ser específico.

Debemos depender de Dios al 100%, una forma de hacerlo es buscando a Dios en oración para llevar delante de Él nuestras necesidades. Nuestras oración es escuchada y respondida.

Un ejercicio que podemos poner en práctica es hacer una lista de todas nuestras necesidades de una manera muy específica y cuando son respondidas ir poniendoles una palomita, veremos después de un tiempo cuántas pero cuántas oraciones Dios nos responde. Dios no se enoja por esto.

Armando Carrasco Z.

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